Bestias

Foto Dave McKean
En el zoológico de la ciudad japonesa de Hokkaido, reinaba una gran expectación: pronto habría nuevas crías. Con ese fin habían comprado a Tsuyoshi. Por otro lado, Kurumi, una hembra hermosa predispuesta al cortejo, esperaba en su jaula. Ella también había nacido en cautiverio y aceptaba su estado carcelario como un hecho natural.
El zoo ardía en esperanza de oseznos. Los niños se asomaban, animados por sus padres, para espiar a la pareja: un par de osos polares que se bañaban en la piscina. Nadie sospechaba esa piel negra debajo del pelaje atrayendo la radiación solar, tampoco conocían su hábitat ni su forma de vida. Allí se reducían a bestias ancestrales a las que el género humano había privado de identidad. Rastreaban en vano el aire en busca de crías de foca, mientras los visitantes aplaudían sus gruñidos y se entusiasmaban ante cualquier signo de desesperación. El Hombre contemplaba su obra maestra, la ferocidad del mundo rendida a sus pies.

Los cuidadores del zoológico municipal esperaron con paciencia la multiplicación del negocio. Pero había un problema: el animal visitante no daba signos de amor y cortejo hacia su pareja. Ellos, haciendo gala de su inteligencia, se obstinaron en que su naturaleza tarde o temprano cedería. Les llevó dos años advertir que Tsuyoshi también era hembra.

9 comentarios:

Sandra Sánchez dijo...

Aquí en Asturias pasa algo parecido con Paca y Tola, igual Furacu también es hembra...
Jeje muy bueno.

La Morsa a la Deriva dijo...

¿Y tampoco hicieron tijerita? Qué dos años es un tiempo considerable...

Che, Musa, me gusta más hoy que ayer.

Arcángel Mirón dijo...

Estas cosas me dan mucha tristeza.
No tus historias, que son magníficas, sino el cautiverio, la supuesta superioridad de la raza humana, la dominación, el encierro voluntario y, aún más, el involuntario, y el dolor como espectáculo.

Mucha tristeza.
Y está bien que se escriba. Está bien que de tristeza. Está bien que provoque.

TORO SALVAJE dijo...

Me pasa como al Arcángel, esa superioridad humana no me gusta nada.

Más cuando pienso que deberíamos desaparecer de la tierra, quizás sin nosotros aún se salvaría.

Besos.

José Ignacio García Martín dijo...

No sé si pedir disculpas por mi vulgaridad, pero yo me siento francamente afortunado por haber nacido humano.
Eso no quiere decir que albergue el absurdo y reaccionario deseo de aniquilar al resto de las especies, pero, por otra parte, aquella canción que decía "Yo quisiera ser civilizado como los animales" me parece la cosa más cursi e hipócrita que he oído en mi vida.
Besos salvajes.

pepe dijo...

y las osas no pensaron en recurrir a un macho de otra especie? digamos, un lobo pelotudo o algo asi...

Clarice Baricco dijo...

Y sigues provocando a la reflexión y al dolor por la impotencia.
Bien preciosa. Bien.


Cariños.

malditas musas dijo...

pulgacroft, no sé por qué ese empeño humano por no dejar tranquilos a los animales

morsa, creo que se limitaron a hacer cucharita, nomás. Por eso la furia de los cuidadores

arcángel, y esta es otra historia (real)sobre la estupidez humana... una más

toro, yo tengo el mismo pensamiento muchas veces. Después reflexiono ¿y si se extinguiera la tontería? ¿cuál es la responsabilidad de cada uno en esta especie?

peatón, no conozco esa canción. La verdad, yo no quiero ser civilizada, sólo un animal humano libre de zoológicos de pensamiento

pepe, sí, lo pensaron, pero están las jaulas de por medio...

clarice, esta historia parte de un hecho real descubierto en los últimos días, es la misma realidad la que nos provoca ;)

a todos,

disculpas por no pasar por sus casas, no me olvido de ustedes (ya me pondré al día con los abrazos)

gracias por sus comentarios.
musa

pepe dijo...

con un poco de habilidad, por entre las rejas se puede...