Esa puerta

Que se fuera con sus puertas a otra parte, que la dejara en paz. Se lo había gritado en la cara, lo había escupido con la voz negra esa última noche, cuando una saliva extraña se desparramó sobre la colcha. Con el agua podrida de su boca quería lavar la cama, la habitación, el mundo.
Ya no aguantaba más el pasado de él mordiéndole los talones. Un pasado de puertas, lleno de gemidos, murmullos y golpes que no la dejaban dormir. Eran como agujas en la cama, hilos de metal que mordían el silencio, las persianas. Mujeres que atacaban con vestidos de flores, espectros famélicos que le recorrían el sexo.
Noche a noche, la habitación se llenaba de ojos tras las cerraduras. La casa parecía un cementerio de pelucas humanas, de bocas y sudores que atravesaban las paredes, que espiaban. Al menor descuido, una mano blanquísima deslizándose por todo él. Por eso ella le había gritado con el estómago encogido, y luego no se dijo más.
Él recogió una a una sus mujeres antiguas. Dobló despacio cartas, fotos y voces, amontonó todo en una maletita y se fue.
Ella comprobó que le dejaba las llaves junto al jarrón chino. Eso la tranquilizó, volvió a la cama. Sobre el alféizar se derramaba un domingo de lluvia.

Recién después y en absoluta oscuridad, acarició sus pechos planos, sus caderas de madera, la cerradura húmeda. Sin encender la luz, se llevó las manos a la frente y tanteó perpleja el picaporte.

10 comentarios:

letras de arena dijo...

Demasiado peligrosas las puertas que siempre se cierran.
Feliz año nuevo.

La Morsa a la Deriva dijo...

El tema del pasado es que lo termina invadiendo todo, tarde o temprano nos alcanza.
Me encantó el relato, mucho mucho.

Dan dijo...

y ella ya era una dama-puerta... observa la espalda de él... dentro de ella su casa..
Cuán capaces somos de compartir nuestro propio mundo?
gracias musa.. tus puertas nunca dejan de abrirse..
cariños míos

TORO SALVAJE dijo...

Ahora debería expulsarlo de los recuerdos.

Que no nos gruña la vida.

José Ignacio García Martín dijo...

Que te aguarde un buen año tras la puerta, Musa.
Besos malditos.

Antígona dijo...

Es difícil soportar un pasado que sigue estando demasiado presente cuando no debería estarlo. Cuando debilita nuestra propia presencia y nos lleva a pensar que no somos lo suficiente como para hacer olvidar ese pasado, como para no devolverlo a su sitio, forzando a la mirada a llenarse de lo que sencillamente hay, aquí, ahora, en este momento.

Entiendo perfectamente a tu protagonista. Pero también entiendo esa perplejidad al palpar el picaporte. Ahora él se ha convertido en pasado. Un pasado que, sin embargo, sigue estando demasiado presente.

Un beso

PD. Perdona por la libertad que me he tomado, pero te he enviado un mail a causa de una pequeña "confusión" que tuve. Me alegro, no obstante, de que esa confusión me haya llevado hasta tu casa. Un verdadero placer conocerla :)

Bambu dijo...

Que quede bien cerrada esa puerta...
Feliz año para ti tb!

Bss

Petrusdom dijo...

Me dejas sin palabras.
Un abrazo

Clarice Baricco dijo...

Abrazos y abrazos y abrazos con mucha esperanza.

Cariños.

Mónica Sabbatiello dijo...

Me gusta ese estilo, esa prosa poetica, con ponzoña, ardor, imágenes, metáforas, perplejidad.