Perfume mecánico

Fue decidido a comprar una nariz. Había leído “gracias a las moléculas en estado gaseoso, los vapores pueden ser percibidos como olor”. Si era cierto y en el sentido del olfato intervenían el gusto, la vista y la memoria: se estaba perdiendo una parte vital de la existencia por no poder oler.
Imaginaba cómo sería ese mundo desconocido, los llamados perfumes. Los imaginaba con colores cálidos o verdosos, con crujidos, con texturas diversas. Todo resultaba insuficiente. Llegó al mostrador del local y señaló un aparato, luego apiló unas monedas en la mano del vendedor y salió.
Se colocó el dispositivo para experimentar qué era un olor. Lo primero que sintió fue náusea, después fue recuperándose y sólo le quedó un sabor amargo. Las voces eran ácidas; el roce con la gente le resultaba picante, insoportable. Volvió a la tienda, “el aparato no es el correcto” afirmó, ante la cara de asombro del vendedor, que lo miró con nostalgia como quién añora redescubrir el mundo, “es este otro el que usted necesita”, le dijo.
Afuera de la tienda esperaba la calle con su vaho metálico. Dios, detrás del mostrador, hizo el recuento de narices y suspiró, como cada día antes del cierre.

13 comentarios:

La Morsa a la Deriva dijo...

El tío era ciego de olores, pobre chabón...!!!
Pero ¿desde cuándo Dios da segundas oportunidades? A mí me gustaría corregir un par de días de la semana pasada, por ejemplo,que tuvieron algunos adjetivos y adverbios excesivos y les faltaron un par de verbos más precisos.

La Morsa a la Deriva dijo...

Musaaaaaaaaaa!!! acabo de notar que llegué primero a los comentarios!!!! ¿me gané algo? ¿No tenés alguna promo por ahí?

TORO SALVAJE dijo...

La verdad es que todo huele mal.

Por eso venden aromas, para disimular.

Besos.

Arcángel Mirón dijo...

Me dijo la otorrinolaringóloga que yo respiro la mitad de lo que debería.
Así que a este hombre lo comprendo a medias (jua jua).

Es verdad, la calle desprende un vaho metálico.
Y siempre pensé que el olor salado del mar en realidad es bastante dulce. Una cosa rara.

pepe dijo...

había un aviso de no se qué aromatizante que decía "XXX HACE FELIZ A TU NARIZ" y yo tenía un amigo que tomaba cocaína y cuando escuchaba ese aviso se volvía loco... en fin...

Dante Bertini dijo...

qué viernes es este viernes?
me huele que es el viernes pasado.

chicosoquete dijo...

aprender a oler debe estar salado, por suerte yo tengo una leve anosmia, sino me asquearía a mi mismo.

José Ignacio García Martín dijo...

Tuve una novia que olía fatal, y cuando ella me preguntaba yo siempre le mentia, ciego de amor. Al poco me creció la nariz, como a Pinocho, y ella me dejó, por embustero.
Guardo una foto suya, y aún hiede, la muy puta.
Besos inodoros.

MaLena Ezcurra dijo...

Bellas letras sinestesicas!!!

Sos una escritora maravillosa, siempre tus letras me llevan por nuevas sensaciones.

Un abrazo aromatico.

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Muy divertido tu texto. Todos, con alguna fuerte gripe, experimentamos algo similar. Las cosas no tienen sabor, todo te parece insípido. Lo peor para sería no poder oler la comida, ni a la pareja...

malditas musas dijo...

morsa por dos, me contaron que Dios no existe, pero yo creo que cambió de trabajo.
Me temo que la recompensa -de haberla- en concordancia con la temática de este blog, sería para los últimos, señor morsa

toro, los aromas artificiales son disfraces astutos pero poco duraderos

arcángel, yo también respiro menos de lo que debería... pero a veces eso representa un refugio

pepe, comprendo... pobre nariz

cacho, ahora sí es el viernes pasado (para saber si una premisa es verdadera, no hace falta más que saber esperar)

chicosoquete, a este señor del cuento le dieron por error una boca, pero por suerte pudo cambiarla a tiempo (¿el olfato engaña menos?)

peatón, el suyo es un comentario anti-caballero... para algo existe la metáfora, señor! Utilícela. (pobre chica :)

malena, soy una escribiente discreta pero de aguda sinceridad ;) (gracias, malenaza)

mónica, bienvenida. ciertas crisis personales funcionan de esta manera y uno deja de saber cómo sabía el mundo... pero un día se vuelve a oler: por primera vez. En eso están algunos poetas, tratando de redescubrir el mundo

Abrazos a todos,
musa

Anónimo dijo...

La sinestesia es un recurso bonito y certero, aunque los anuncios de compresas hayan intentado ridiculizarla ("a qué huelen las cosas que no huelen", etc).
Una pregunta que me hecho toda la vida es: "¿a qué debía oler el teniente Colombo?". Con esa gabardina vieja y siempre sudado, imagino que olería un poco como la novia de Peatón...
Besos rojos, y muchos abrazos estentóreos.

Clarice Baricco dijo...

y yo que no tengo olfato, ufff..tiene que ser el olor muy fuerte para poder percibir.
En fin.
Lo bueno es que tengo mis ojitos -miopes- pero que pueden oler y sentir el aroma de tus letras.

Besos linda.
Cariños.