Carne

Foto Alex Lucka
Lo conmovió su ternura rabiosa, esa voz que le acariciaba las entrañas a través del teléfono. No quiso esperar más y le dio su dirección.
El grifo goteaba. Ya lo repararía, ahora lo más importante era preparar la cena. Una mujer más volviéndolo loco, gastándole la boca con su sexo. Por qué tenía que pensar en Elena. Su propia vida no le pertenecía. Todavía digería el final. Una pila de libros esperaba su regreso, aún le dolían los rincones.
La desconocida había llamado a la puerta y pronto estaría a su mesa. Bebería vino antes de comer. Se sentiría abducido por su piel, por esa belleza animal que prometía exquisitez. Quedaría satisfecho, con la lengua áspera y platos por fregar. Y lo más importante: el recuerdo de Elena habría de borrase por un rato.
Al cruzar la puerta le quitó el abrigo rozando su espalda con los dedos. Las especias perfumaban la cocina, las ollas bullían con desesperación. Y allí estaba esa mujer y él desnudándola. Tenía unas piernas larguísimas que le recordaban a Elena. Muchos lunares, algunos quejidos, el agua herviente manchada de maquillaje.
Un par de horas después lo de siempre. Ella sobre la mesa con el punto de sal, él maldiciendo el goteo del grifo con el último bocado.

12 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Eso si que es pasión.
La deseaba tanto que se la comió.
Jo.

Besos.

La Morsa a la Deriva dijo...

Te quedó un kilo y tres pancitos, Musa.

letras de arena dijo...

Prosa carnívora...
¿Quién debora a quién, el lector o el escritor?
Un abrazo.

V a l e n t r i n i t y dijo...

por eso digo que hay que hacerse vegetariano

Dante Bertini dijo...

una imagen atroz, sobrecogedora...el texto no le va a la saga...un abrazo

José Ignacio García Martín dijo...

Pues aunque no te lo creas, me ha entrado hambre.
Lo que ahora no sé es si ir a ver a mi cocinero o a mi psicoanalista...

Arcángel Mirón dijo...

Y algunos llaman "amor" a eso. Dios santo.

Nena, sos letal. (Pero no como el hombre de esta historia, letal escribiendo, me explico, ¿verdad?).

Carlos Frontera dijo...

Hacía tiempo que no me pasaba por aquí. Con tu permiso, me uno al festín de tus letras y de la carne (que probablemente no sea amor, como apunta Gilda, pero no es cosa de ser tiquismiquis, que eso que llamamos amor es, admitámoslo, una excepción).
Abrazos.

malditas musas dijo...

toro, un deseo desnudo de convenciones...

morsa, ea-ea-pepe

letras, todos creemos masticar a otros. Y nos despertamos dentro

valentrinity, eso: vegetanciano

cacho, la imagen es muy fuerte. Cada vez que visito la tripería de los mercados me encuentro el panorama de ojos de ternera y algo me tiembla dentro

peatón, siempre es bueno tener a ambos cerca de ser posible, para que el banquete no seas vos... la vida tiene un apetito feroz

arcángel, efectivamente, lo llaman "amor" mientras se condimentan -sin prisa- ante el espejo...

viajero, es verdad, a eso llaman "amor" en las cuidades: cacerías nocturnas, carnadas suaves que desaparecen por la mañana.
Un placer tu visita a esta casa

a todos,
gracias por comentar esta carnicería pública y delatora.

abrazos vegetales
musa

Fogel dijo...

Bueno, me quedé leyendo varios post, y este comentario los engloba: Ya me convenciste.
Te dejo un abrazo y un agradecimiento, el abrazo, por ser un "Brother in Arms", el agradecimiento, por compartirlo tu trabajo. Prometo volver

Clarice Baricco dijo...

Un festín que evitaré la carne, ja!

Mujer de letras.



Abrazos.

malditas musas dijo...

fogel, bienvenido. Esta es tu casa

clarice, el vegetarianismo sensual también existe ;)

gracias por pasar a leer.
abrazos
musa