Hogueras


Ojos prestados: Charles Baudelaire
Los poetas plásticos
se otorgan distinciones
y se lamen con vehemencia
en hoteles de invierno.
Publican ciudades,
las ocupan con sus bronces
y escupen los carozos
desde balcones suicidas.

Abajo están los otros,
los que enguantan pies
y enzapatan manos,
minúsculos obreros
de fábricas dialécticas.
Contrabando de luces
en talleres sin ventanas
que pudren, hieden, molestan.
No les quedan a estos
trenes ni pelos por perder,
ni premios por ganar
que de verdad existan.
Mueren
malditos, despreciados, destripados
para que la poesía viva.

6 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Genial.
Y me temo que cierto.
Espléndido poema.

Besos.

letras de arena dijo...

La muerte es el precio que hay que pagar por la vida y la poesia bien vale el esfuerzo.

Un beso, mi pequeña musa poeta

La Morsa a la Deriva dijo...

Enzapate manos, Musa, que no es en vano.

Santiago dijo...

Contundencia.

ángel dijo...

Los poetas verdaderos, a los que el oropel seduce, inalcanzable.

Muy bueno.


Saludos...

malditas musas dijo...

Gracias a los cinco. Muchas.

los abraza
musa